El planeamiento urbano tal y como lo entendemos, es una disciplina que trata de definir la ciudad, su ordenación, desarrollo, usos, sistemas de equipamientos, gestión, etc. Por diversos motivos se requieren plazos largos, a veces muy largos y con mucha probabilidad los únicos que conoceremos en nuestra vida profesional...
Si bien este modelo de planeamiento que se definió en el XX pudo ser válido en un principio, la realidad es que la ciudad del XXI lo percibe como un elemento que la constriñe en muchas ocasiones.
Estamos viviendo el siglo XXI a gran velocidad, todos nuestros paradigmas están cambiando muy rápido, la última crisis incluso ha modificado la manera en la que percibíamos muchas cosas en solo unas semanas. La ciudad del XXI, si bien se enmarca mayoritariamente en el mismo soporte físico que la del XX, es diferente, pero sin embargo seguimos utilizando las mismas herramientas para definirla, desarrollarla y gestionarla... todo ello marcado para las próximas décadas.
Los últimos movimientos normativos en cuanto al Urbanismo en Andalucía evidencian a través de la propuesta de la Ley de Impulso para la Sostenibilidad del Territorio de Andalucía (LISTA) que el actual modelo de planeamiento urbano que se recogía en la LOUA ha resultado fallido y complejo incluso en la tramitación de instrumentos de planeamiento, donde incluso los plazos que transcurren desde la elaboración del documento a su aprobación resultan eternos, pudiendo alcanzar perfectamente una década e incluso dos. Difícilmente las necesidades y retos a resolver hoy en la ciudad del siglo XXI, serán similares a los de dentro de diez años.
Por centrarnos en una ciudad concreta elegimos, como no puede ser de otra forma, Córdoba. El actual PGOU data del 2001 que es una actualización de un plan que proviene de 1986. Desde entonces ha sufrido un puñado de innovaciones, pero básicamente se mantiene inalterado.
¿Os acordáis de los 80? Los “casete”, los pantalones de campana, los Renault 5, la movida, la tele con solo dos cadenas, las películas del cine que nos incitaban a fumar Marlboro... la forma de vida en las ciudades, la manera que teníamos de relacionarnos, de intercambiar, de comerciar.
Era muy diferente a la actual, incluso en la percepción que teníamos de cómo deberían ser nuestras ciudades, su densidad, el modelo de familia y la ocupación de la vivienda, los tipos de equipamientos que necesitamos, las actividades socioeconómicas, el ocio, el envejecimiento de la población... y sin embargo nuestro planeamiento urbanístico sigue usando procedimientos como una foto fija, que tratan de cubrir esas necesidades y expectativas cambiantes.